La
siguiente exposición es sobre el libro
primero de Gran ética de
Aristóteles. Hay tres hechos importantes a comentar antes con respecto al
conjunto de todo el libro:
1)
Todavía hoy no se tiene muy claro si la autoría del libro realmente es de
Aristóteles, sólo se tiene como cierto que pertenece a la línea de pensamiento
aristotélica (en cualquier caso a la hora de comentar nos referiremos al autor
como Aristóteles);
2)
Presenta algunas contradicciones con respecto a ética nicomáquea;
3)
Es una obra inconclusa
El
primer libro de la obra que es el que comentaremos se estructura en 34
capítulos y el tema de apertura es sobre la posición de la ética con respecto a
las demás ciencias.
Aristóteles
aquí destaca tres desarrollos del estudio de la ética, uno a través de Pitágoras, el cual es rechazado debido
a su actitud de querer acomodar la ética a los números, otro a través de Sócrates, el cual también es rechazado,
pues, aunque su estudio de la ética es mucho más extenso, cae en el error de
elevar la virtud a la categoría de ciencia. Esto no es posible «puesto que todas las ciencias suponen un
principio racional: y esto es fruto tan sólo de la parte intelectual del alma.
Con lo cual resulta necesario que todas las virtudes se hallen en la parte
racional del alma. Así pues, ocurre que el que supone que las virtudes son
ciencias elimina la parte irracional del alma: y haciendo esto, destruye el
sentimiento y la pasión, igual que el carácter moral» (1). Finalmente, Platón
resuelve el error de su maestro al separar el alma en una parte racional y otra
irracional, cada cual con sus virtudes propias, pese a ello, yerra «puesto que mezcló la virtud con el tratado
del bien en sí» (2). Para
Aristóteles, virtud y bien son dos conceptos distintos e
inmiscibles: la virtud es una cualidad de una determinada parte del alma; el
bien sin embargo no es uno y simple, es algo, algo que se encuentra en todas
las categorías.
Resulta
importante tener esto claro ya que es la puerta de entrada a todo lo que viene
después.
Siguiendo
en la línea de que hay distintos de bienes, establece que hay bienes
merecedores de honor (como pueda ser la inteligencia), bienes merecedores de
alabanza (como pueda ser los referentes a las virtudes) y bienes potenciales
(aquellos de los que un hombre bueno puede hacer buen uso y un hombre malo mal
uso).
En
tanto se explican los distintos tipos de bienes, se procede a versar sobre las
distintas partes del Alma. Según Aristóteles consta de dos partes: una racional
(donde se encuentra la prudencia, la astucia, la sabiduría, la educabilidad, la
memoria, etc.) y una parte irracional (donde se encuentra la templanza, la
justicia, la fortaleza, etc.). Luego hace una anotación muy interesante: las
virtudes irracionales no son innatas sino que se logran mediante el hábito: uno
puede conocer lo que es justo, pero esto no lo hace justo, para ser justo es
necesario habituar a serlo (En el capítulo XIX, Aristóteles menciona que el fin
de la virtud es lo bello y lo noble, esto hace que la virtud sea una actividad
y no una posesión y fin en sí mismo).
Explicado
los distintos tipos de bienes y las distintas partes del Alma, Aristóteles
conviene en que la virtud está en el término medio: «La recta disposición del alma tiende a la moderación en los
sentimientos. Aunque algunos sentimientos son, en sí mismos, viciosos» (3). Lo cual es uno de los ejes
centrales.
Luego,
no solamente para que un acto sea recto debe estar encasillado en el término
medio, debe cumplir con:
1)
«La voluntad humana es la causa de la
acción» (4): Todo principio de
una buena o mala acción son actos de voluntad humana, es decir, está en nuestro
poder el ser buenos o malos;
2)
A raíz de esto se deduce que no puede haber un impulso espontáneo en un acto
virtuoso o punible. Al ser un acto de voluntad humana, tiene que venir dado por
la Razón.
Por
tanto, un acto realizado de manera involuntaria no puede ser motivo de elogio o
punible por la Ley: «cuando la ignorancia
es la causa de una acción, el agente obra involuntariamente y es por ello
inocente; excepto en el caso en que él mismo sea la causa de su propia
ignorancia» (5).
Finalmente,
para terminar el primer Libro, Aristóteles realiza una disertación sobre la
Justicia, establece que hay dos tipos de justicia: a) Justicia legal (porque los hombres dicen que lo que prescribe
la ley es justo) (6) y; Justicia
social (donde se centra), que es la relativa a la vida social y que manteniendo
el principio de que “la recta disposición del alma tiende a la moderación”, «la justicia social puede definirse como una
igualdad» (7).
(1)
Aristóteles, (1984), Gran ética, España, SARPE – pág. 27
(2)
Íbidem – pág. 28
(3)
Íbidem – pág. 48
(4)
Íbidem – pág. 54
(5)
Íbidem – pág. 98
(6)
Íbidem – pág. 90
(7)
Íbidem – pág. 91